Plaza de Carcassone
Despues del breve refrigerio, dimos un paseo por la ciudad, admirando sus casas y calles.
Por fín divisamos lo más impresionante de Carcassone: Le Cité.
Atravesando el puente medieval, se llega a la antigua ciudad, la fortaleza, que llaman Le Cité. Aunque es un trayecto largo, se hace perfectamente a pié, y al mismo tiempo vas admirando la belleza del lugar.
Le Cité está totalmente explotada para el turismo. Desde Torneos Medievales, hasta representaciones teatrales, todo es con vistas a los viajeros, que agradecemos tal atención.
Eso sí, todo está hasta los topes, por ser el mes de Agosto el mes de vacaciones de los franceses. Es muy difícil conseguir entradas, por lo que, como dicen los grandes autocaravanistas, "siempre hay que dejar algo para una segunda vez".
La hora de comer se acecaba, poor lo que decidimos ir a buscar a Perseo al centro de la ciudad y volver a Le Cité con la esperanza de ver algún espectáculo por la tarde.
Mismo al pié de las murallas de Le Cité hay un gran aparcamiento, con área de servicios para AC, por lo aparcamos dejando a Gandalf de guardian de la misma, mientras volviamos a intentar ver algo.
Empeño inútil. Despues de descansar un rato, decidimos dirigirnos hacia la costa del sur de Francia en busca de sol, playa y recobrar la ruta hacia nuestro destino: Venecia y Roma.
Nos dirijimos dirección Séte, pero no sé porqaue continuamos y llegamos a un pueblecito llamado Palarés-les-Flats, donde encontramos un sitio estupendo para dormir, entre dos playas, como en una pequeña península. Ese dia había fiesta en el pueblo, lo cual a mí, por lo menos, me hizo mucha ilusión, no así a Mary, más aficionada a la tranqulilidad.
Dormimos como troncos a pesar de la fiesta, que estaba bastante alejada. Me gustó dormir entre mares, así que tomé las coordenadas ennel TomTom: N 43º31`18´´ ; E 3º54`56´´ .